lunes, 29 de agosto de 2011

18 de mayo

18 de mayo

Me tomo un café en el bar de siempre. Los camareros son amables, te llaman por el nombre prácticamente desde el primer día, da gusto sentirse reconocido. Pero hoy uno de ellos comenta que a ver cuando echan a esos anarquistas auspiciados por Zapatero. Me acabo el café de un trago y salgo para no volver nunca más. Mientras me voy pienso: “mírame bien el culo, que la cara no me la vuelves a ver en tu vida”.

Llego al curro y me entero de que la policía ha intentado desalojar Sol. Mi enfado crece cuando leo que “Pese a que la policía ha barrido esta madrugada la concentración en la Puerta del Sol, las reivindicaciones contra el bipartidismo y la corrupción han comenzado a preocupar a los partidos, especialmente a los de izquierda. PSOE e IU comienzan a mostrar sus simpatías hacia sus reivindicaciones”.

¿Ya? Los guiños eran de esperar, quién podría dejar pasar de largo toda esta energía que hemos acumulado, pero ¿tan pronto? Claro, es que las elecciones son en cuatro días. Chupópteros oportunistas. Me hierve la sangre. Más que nunca queda claro que la política se ha pasado a este lado de la realidad. De que “la otra”, la oficial, sólo obedece a intereses internos, y ha sido secuestrada y despojada por sus practicantes de todo rastro de ética. ¿Os parecen simpáticas nuestras reivindicaciones? ¿Esas que vosotros teníais el poder de llevar a cabo y no es que las hayáis ignorado, sino que habéis ido en contra de ellas en cada una de vuestras decisiones? O. me dice esto: “Que sigan haciendo guiños hasta que les de un tic nervioso. La derecha fascista que gobierna madrid despotrica contra los "desarrapados de la puerta del sol" con el mismo entusiasmo que antes jaleaba a los manifestantes "prodemocracia" de Libia, Egipto, Túnez, etc,etc. Cualquier día dice la prensa que esto lo ha montado "Gadaffi", al tiempo.
Muy, muy tarde. Ya nos conocemos. Ya sabemos que habéis sido cómplices, por acción u omisión. Ya sabemos que vuestros guiños previos han ido acompañados de leyes dictadas en nuestra contra, y han sido eso, mucho más que guiños: acciones continuadas, una tras otra. Ya sabemos para quién trabajaréis cuando dejéis de ser políticos, qué bancos, qué empresas os están esperando. Ya sabemos cuánto os gusta la democracia, dentro y fuera de vuestros partidos. Y cómo defendéis vuestros privilegios. En su defensa, caen en el humor involuntario, como cuando Rajoy dice que "lo fácil es descalificar a la política y los políticos". Pues claro que es fácil, Mariano, está tirado, nos lo ponéis a huevo todos los días!!!!!!!!!!!!

Por contra, las consignas que pueden leerse en Sol y que son difundidas por la red me parecen cada vez más ingeniosas: “!Se puede acampar para ver a Hannah Montana o a Justin Bieber, pero no para defender a nuestros derechos!”; "No somos ninis, leemos a Kierkegard"; "No sé hacer nada, exijo un cargo de asesor", “YES, WE CAMP”; "La llaman Esperanza y no lo es"; "Nos sobra la esperrancia"; “Más poesía y menos policía”....
Recuerdo una vez más ese verso de Jorge Riechmann que me acompaña desde hace mucho: “Has ganado la puntita de maldad que le hace falta a los buenos para ser verdaderamente buenos”.

También en los medios más generalistas se oyen voces afines: Isaac Rosa, el columnista de Público, reproduce algo evidente pero cargado de razón: "YO SOY ANTISISTEMA PORQUE EL SISTEMA ME HIZO ASÍ". (Me doy cuenta de que últimamente utilizo muchas mayúsculas pero es que a veces escribo donde no puedo gritar.) Alguien dice en fb: “Me hace mucha gracia el eufemismo de "antisistema", antes se llamaba revolución, lucha social... es increíble como el poder hace uso del lenguaje para su propio interés...” Yo contesto que “con lo de anti se intenta imponer una imagen de destroyers que no aportan, sólo niegan. Y mira que a mí, teniendo en cuenta lo que es el sistema, no me disgusta como palabra. Lo malo son las connotaciones que le dan interesadamente, claro.” D. N, con su habitual sentido común, zanja el tema: “Ahora el sentido común es antisistema.
El Roto sigue en su línea de hacer viñetas maravillosas: "!No dejéis que salgan a la calle, no sea que se den cuenta de los muchos que son!"; "Los jóvenes salieron a la calle y súbitamente todos los partidos envejecieron" (Digo yo en facebook: ¿qué os parece El Roto como presidente de la III República?)

Sigo pensando también en todo lo que nos hemos habituado a dar por hecho. Estamos demasiado acostumbrados ya a las mentiras, a la manipulación. Estábamos resignados a tener que leer entre líneas. Por eso resultan tan sorprendentes las consignas que hablan de nosotros, por eso cada vez que encuentro canales directos de información -como tomalaplaza.net- me cuesta dar crédito a lo que ahora está pasando, y tal y como está pasando, lo estamos viendo.

A la salida del trabajo, voy a Sol. Hay una asamblea y por primera vez me decido a hablar. Digo algo sobre la importancia de mantener los canales de comunicación en la red, que es maravilloso vernos las caras y olernos el sudor, pero que no podemos olvidar a toda la gente que no puede estar aquí por cualquier motivo y que también demanda y tiene derecho a la información sobre todo lo que está pasando. El poeta F.Z. Está por allí y me toma una foto mientras hablo. Me río, parezco disfrazada de “antisistema” con un pañuelo liado alrededor de la cabeza. Pero no me he disfrazado: hace tanto calor que a cada rato mojo el pañuelo y me lo enrollo. De hecho, cuando termino de hablar estoy a punto de desmayarme por el calor y voy a pedir algo de comer. “Es para la gente que estamos acampando”, me dicen. Pero deben de verme tal palidez que me ponen un bocata de jamón en la mano y me siento a comerlo bajo la gran sombra del poeta.

Algo que me ha cabreado en la asamblea. Una chica diciendo que “somos apolíticos”. No soporto ese discurso, así que la interrumpo, y alguien me recuerda los métodos a seguir en una asamblea. Glups, vale. Pero es que me molesta enormemente ver reproducida esa confusión que aparece también en los medios: a ver, que no es lo mismo apolítico que apartidista!!!!! Que esto que estamos haciendo -sentarnos en una plaza, escucharnos, tomar un micro, hablar, proponer- es política, más que los debates de precampaña!!!!

Tres días después del 15M empieza a oírse por todos lados que el movimiento no tiene propuestas. Me viene una imagen: es como si le piden que piense y hable coherentemente a alguien que está acorralado contra una pared. Empiezan a surgir propuestas, manifiestos. Pero como dijo un chico en la asamblea: “la prisa es suya, y nosotrxs tenemos el derecho a ir lentos y a equivocarnos”. Para mí, escuchar que existe ese derecho, a nivel personal, es revolucionario.

Se convoca concentración para esta tarde. Estoy en casa, preparando la llegada de la alumna alemana, y me van llegando las noticias: Sol está cortada, las cámaras del ayuntamiento censuradas, han dejado de emitir. Van llegando mensajes de amigos: “Esto está petao!”

Empieza a hacerse imposible hablar, pensar en otra cosa. Casi me molestan los mensajes, las convocatorias que me llegan y no tienen que ver con esto. En casa tenemos los tres ordenadores encendidos: uno de ellos emite la retransmisión desde Sol, la pongo a todo volumen, Sol entra en mi casa. Intereconomía empieza a emitir su telediario en directo desde la plaza. La parada de los monstruos, comenta alguien en fb. En el metro empiezan a informar que la concentración es ilegal. ¿Ahora metromadrid es portavoz de la junta electoral, de la delegación de gobierno...me pregunto?

Cada vez que alguien intenta acaparar la protesta -para los jóvenes, para los que ya militaban, para los “coherentes”, para...- yo contesto algo parecido: El caso es que aquí muchos tenemos derecho a quejarnos, sean cuales sean nuestras circunstancias. Yo no estoy parada (soy funcionaria), pero tengo derecho a quejarme. Tengo casa, estoy hipotecada y tengo derecho a quejarme. Estoy casada y tengo derecho a quejarme. Tengo hija y tengo derecho a quejarme. Ya no soy joven, tengo 43 años y tengo derecho a quejarme. Tengo estudios y tengo derecho a quejarme. Tengo tele de plasma (regalada, eso sí) y tengo derecho a quejarme. Si aquí estuviéramos de puta madre y estuviéramos protestando por el hambre en el tercer mundo, también tendríamos derecho a quejarnos. No tenemos por qué aguantar injusticias ni sobre nosotros ni sobre los demás. Como siempre digo: POR MÍ Y POR TODOS MIS COMPAÑEROS.

Sol lleno, y las acampadas de apoyo en las embajadas de todo el mundo: Buenos Aires, Florencia, Londres, Nueva york, Budapest, Lisboa... Sólo en Sol hay unas 14,000 personas.

Leo no sé ya dónde: “El País y el diario Público o ABC los llaman ‘los indignados’. Libertad Digital los denomina ‘los manifestantes liderados por Willy Toledo’. Más allá de catalogaciones más o menos delirantes, lo que está claro es que, tras años de bucólica apatía y taimado conformismo, algo ha comenzado a moverse en la calle. El paro juvenil roza el 50%, la cifra total de desempleados supera los cuatro millones. Los mercados han establecido un escenario de consumismo masivo y, en opinión de muchos, innecesario como el único posible. Ha comenzado a cundir la sensación de que los destinos de la ciudadanía son regidos por intereses que no son elegidos por el dedo justiciero de las urnas. ¿Hemos alcanzado el estado de ‘hasta aquí hemos llegado’? Varios colectivos ciudadanos así lo creen y se han organizado para que se les escuche. Y se han dado cuenta de que la cosa ¡funciona!”

viernes, 19 de agosto de 2011

17 de mayo

17 de mayo

Día del homenaje poético a los Brigadistas. Vuelvo a tener la impresión de que cada vez que me creo ahíta, la realidad me pone un nuevo plato delante para que me dé cuenta de que aún me cabe más. Es la primera vez en mi vida que organizo un evento poético, !y tiene que ser éste!, uno en el que están involucrados el ateneo, la asociación de amigos de los brigadistas y más de cuarenta poetas, y que me hace sentirme hiperresponsable por todo lo que representa.
Y está Sol. Todo lo demás está empezando a cobrar una importancia relativa, sabiendo que ese nosotros que empezó en la mani de un modo difuso pero real, sigue gracias a los que permanecen en Sol. Todas las conversaciones acaban y empiezan con Sol. Leo en algún sitio que esto se ha convertido en “la manifestación interminable”. Esa es la gran contradicción: una manifestación es un evento, algo extraordinario... pero ¿qué es algo inusual que se perpetúa en el tiempo? ¿Algo que, además, ocurre de este lado de la realidad, del nuestro, ese que está condenado a la rutina, a la falta de sustancia, de presencia...? ¿Un estado de excepción provocado por nosotros? Es tan extraño que una quiere pensarlo pero sólo puede sentirlo. Como una borrachera que se alarga y no termina de desembocar en resaca.

Algo más me obsesiona hoy. Hace días leí un artículo que hablaba de las consecuencias e implicaciones del voto blanco, el voto nulo, la abstención... y soy incapaz de encontrarlo. Pido ayuda en facebook. Me he dado cuenta de que son demasiadas las cosas que acostumbro a dar por hecho. Como novedad, también circula por internet la lista de políticos imputados que se presenta a las próximas elecciones.

A media mañana, empieza a difundirse la foto de la detención de un manifestante en la calle Preciados. Lo curioso es que uno de los policías que le sujetan lleva pañuelo palestino y sudadera con capucha. El cabreo es generalizado. No es que nos vayamos a caer de un guindo y descubrir ahora la práctica de infiltrar secretas.... pero las dudas sobre quién comenzó los incidentes arrecian, y también la indignación, porque esa foto no abrirá los informativos de todas las cadenas, como debería ser para que a alguna gente se le cayera la venda de los ojos.

De camino al ateneo, siento los nervios, la responsabilidad, la ilusión, en un cocktail inflamable. Sé que este acto de homenaje está conectado con lo que está sucediendo -recuperar la ilusión, la lucha, reclamar palabras que parecían vacías hasta hace nada- pero también siento que estoy “secuestrando” a los poetas que se han comprometido a acudir, porque gran parte de ellos querrían estar en Sol. De hecho algunos, cuando se acercan a saludarme, me piden perdón porque, nada más terminar su lectura, van a salir disparados hacia allí. El acto de por sí resulta emotivo, pero lo es aún más pensando lo que está sucediendo a apenas unos centenares de metros. Cuando Sebastián Fiorilli lee los últimos versos de Che, un poema de Humberto Constantini- “A lo mejor es rebelión/y está viniendo”-, un escalofrío recorre la sala.

A la salida sé bien que esta será otra de esas noches en las que mi cabeza está llena de imágenes, ideas, gente, emociones, que no me dejarán dormir. Me da rabia porque quiero estar bien despierta cada mañana y no perderme nada de lo que está sucediendo. Para colmo, mañana llega a casa una estudiante de intercambio alemana. Pienso en cómo explicarle todo esto, si entenderá algo, si nos mirará como a pirados. Aunque lo que más me preocupa es cómo voy a organizarme el tiempo para atenderla y no descuidar lo que me interesa.

domingo, 7 de agosto de 2011

16 de mayo


16 de mayo

Apenas he dormido. Tengo los ojos llenos de gente y me duele la cabeza -demasiadas cañas y demasiadas emociones. Cuando suena el despertador pienso que al menos hoy no tengo que llevar a Gara al colegio, así que puedo ir directamente al trabajo. Me siguen viniendo imágenes de ayer; aunque pasadas las horas, y con la resaca, suena insistente la pregunta que se quedó en el aire: Y ahora, ¿qué?

De camino al trabajo, consulto el facebook en el móvil. Alguien ha escrito que un grupo de gente decidió pasar la noche en Sol, debido a las detenciones tras los incidentes (25 personas detenidas). Gara me habló de ello, pero aún se me hace increíble, por lo que yo viví, que la manifestación terminara de forma violenta. De todas formas, no me gusta prejuzgar: violencia es una palabra comodín que se usa para demasiadas cosas (y de forma interesada, claro: nunca se usa para definir la violencia cotidiana, oficial, institucionalizada); dos personas pueden hacer parecer violentas a unos cuantos centenares; a menudo la violencia se manipula, es provocada desde fuera y hay muchos intereses para echar mierda encima de esta protesta. Por lo visto, la gente que se quedó a pasar la noche está allí reunida y ha decidido quedarse. Piden apoyo, aunque no se especifica de qué tipo.

Como no tengo que pasar por el colegio, me voy directa a Sol. Hay un grupo de unas veinte personas, reunidos en corro a la salida del gusano de cristal de Cercanías. Tienen aspecto de cansados, hablan muy serios, pidiendo turno, y alrededor hay unas cuantas personas como yo que se han ido acercando. Le pregunto al chaval que está a mi lado qué necesitan. Me mira un poco extrañado, como si le sacara de una película en la que está completamente metido, y contesta: “café, comida, mantas, agua, turnos de apoyo para que no nos desalojen.” “¿Cuánto tiempo vais a estar aquí?” “Hasta que suelten a los compañeros”.

Me voy a trabajar, y cuelgo en facebook la noticia y las necesidades que tienen en Sol. Nadie parece muy sorprendido. Comentamos la escasa repercusión que la mani de ayer ha tenido en la prensa y de nuevo compartimos la sensación de que la realidad oficial no tiene nada que ver con la nuestra. Algunos compañeros han empezado a colgar fotos de la mani. Entre volver a revivirla a través de las fotos y los comentarios, y la expectativa de que algo continúe gracias a los que se han quedado en Sol, la pregunta – y ahora, ¿qué?- se disuelve ligeramente en la cabeza. Leo en un artículo de titulado“Manifestación del 15M y el asco informativo” en el que se habla del vacío oficial respecto a la mani de ayer. Mi comentario: “Nada, nada, que sigan haciéndose los locos, que un día de estos se van a llevar un susto...” Sé que habla mi parte optimista, la que ayer se reconcilió y se sorprendió con la gente. Hay otra parte que, como siempre, me regaña: sabe que hablo desde el deseo, más que desde una perspectiva realista.

A media mañana leo que han detenido a Strauss-Kahn, director gerente del FMI, por intento de violación. Siento esa alegría turbia que provocan las noticias de detenciones de poderosos, cuando el motivo de su detención no son sus prácticas habituales, injustas pero dentro de la legalidad. Me fuerzo a lamentarlo por la mujer presuntamente violada, pero no puedo dejar de pensar en Al Capone, que finalmente fue a la cárcel por fraude fiscal. Si no funciona la justicia, que al menos funcione la justicia poética. Porque gracias al episodio de la presunta violación, sabemos que Strauss-Kahn se alojaba en una suite de no sé cuántos miles de dólares por noche. Qué obscenidad. Un amigo comenta en facebook: “Si este tipo era la esperanza de la izquierda, como será la de la derecha. Bueno, creo que ya lo sé”. Callejones sin salida.

A la salida compro embutido, queso, pan, fresas; no sé lo que voy a encontrarme en Sol, quizá la gente haya decidido ya volverse a sus casas, así que por si acaso compro comida que luego pueda aprovechar en casa. Y hago bien, porque al llegar allí, me encuentro con que el grupo ha crecido y que debajo de una manta guardan barras de pan, zumos, sandwiches, que les han ido llevando a lo largo de la mañana. Dos chicas muy jovencitas comen fruta y les insisto para que se queden con la compra que he hecho. “Pero se nos va a estropear, hace mucho calor y nos han traído muchas cosas”. “Quedaos al menos con el pan, está recién hecho”. Ellas aceptan sin parar de darme las gracias, pero cuando levantan la manta observo que tienen decenas de barras. Dejo también unas copias de los poemas que fotocopié para la manifestación. “Por si os aburrís”, les digo. Pero cuando empiezo a escuchar que quizá se queden hasta el día de las elecciones, pienso que no va a haber tiempo para el aburrimiento. Les va a hacer falta mucha organización, si es que les permiten quedarse. He visto algunas cámaras y micrófonos, pero no sé si es algo bueno o malo, porque temo por la manera de enfocar el tema que tengan los medios. Hay recogida de firmas -es como si la mañana hubiera durado días, o como si todo estuviera ya pensado de antes, tal es su grado de organización- y piden que no falte gente en ningún momento, para que sea más difícil el desalojo.
Me quedo dando vueltas un rato, aunque no sé muy bien qué hacer. Sin embargo, va llegando más y más gente, y no reconozco a ninguno de los chavales que vi esta mañana. Hay jóvenes y mayores en círculos, algunos sentados en sillas, cierta inquietud, o sensación de expectativa. Algo está pasando. Supongo que a todos nos cuesta desprendernos del nosotros, y queremos alargarlo.

Ya en casa, no me separo del ordenador. Las noticias se suceden a toda velocidad. Dicen que los acampados -no sé si el apelativo ha surgido de dentro o de fuera- se plantean estar en Sol hasta el día de las elecciones; ellos mismos, a través de las redes, van enumerando cuáles son sus necesidades; se suceden las acampadas en otras ciudades, en solidaridad con la de Madrid; a las 19 h., concentración de apoyo en Sol. La red está que hierve, mientras los medios están prácticamente callados. De repente, todos somos agencias de noticias que se van relevando, contestando, amplificando. Tengo la imagen de hombres y mujeres subidos a montañas desde las que se van gritando todas las novedades para llevarlas hasta lugares remotos.

Esta tarde se encuentra convocada en Madrid a las 19.00h de hoy una nueva concentración en la Puerta del Sol. Medio centenar de personas permanecen acampadas en nuestra "Plaza Tahrir" hasta las elecciones del domingo, en protesta por la absoluta degeneración democrática de las instituciones españolas, ante unas elecciones que repartirán de nuevo el pastel entre los sirvientes del poder económico que domina a los grandes partidos y medios de comunicación.

Cuando me acuesto, no sé si la concentración ha sido un éxito o no.